¿Alguna vez tuviste una especie de «corazonada» que te decía que algo le había pasado a un ser querido y después confirmaste que asi fue?
esto es porque una conexión fuerte y auténtica, se da incluso a través de la distancia.
¿Haz convivido con alguien que esta frente de ti, pero no tiene ni idea de lo que le estas habalndo?
Estar presente va más allá de coincidir en el mismo espacio geográfico.
Terapia online
Bueno pues el apoyo psicológico a distancia es igualmente valioso que el presencial, el cual me gusta comparar con la técnica japonesa kintsugi, que dota de cicatrices de otro a las piezas de cerámica rotas para unir nuevamente sus piezas añadiendo valor, lo que diría es el equivalente a la resiliencia y la virtud del aprendizaje.
La historia del Kintsugi (en japonés carpintería de oro) se remonta a finales del siglo XV cuando un hombre muy poderoso, envió a China dos de sus tazones de té favoritos para ser reparados.
Los tazones volvieron reparados, sólo que con grapas de metal, las cuales los volvían toscos y desagradables a la vista. Por lo que no le gusto el resultado. Por ello se afanó en buscar artesanos japoneses que hicieran una mejor reparación, dando así con una nueva forma de reparar cerámica, convertida finalmente en arte.
No conozco a alguien que jamás se haya «roto», sólo hay quienes atienden la necesidad de apoyarse en especialistas para «reconstruirse» en dicho proceso y otros que no.
Mi enfoque es ecléctico con una base en las siguientes dos disciplinas:
La Tanatología, que sana el dolor y desesperanza causados por una pérdida, ya sea material, física, social o de un ser querido.
Y la Psicología positiva, la cual se enfoca a profundizar en los recursos y fortalezas que pueden ayudarte a mejorar tu calidad de vida, bienestar y en definitiva tu salud.
La cantidad de sesiones que se requiere es variable acorde a las necesidades en particular que tú tengas y tu nivel de compromiso con el proceso, esto debido a que las problemáticas que se pueden abordar son muy diversas, como ejemplo, depresión, ansiedad, estrés, dependencia, baja autoestima trastornos de la alimentación, falta de sentido y propósito entre otros.
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